El cine de los hermanos Anderson

Léo Barraco pone al descubierto uno de los secretos mejores guardados de Hollywood

El papel de los hermanos Lumière en la invención del cine revela una verdad que ignoramos con demasiada frecuencia: el cine es fraternal. En su recepción colectiva, ciertamente —y esta es la auténtica invención de Auguste y Louis—, pero sobre todo en su concepción, su fabricación. Por desgracia, desde esta luminosa idea, las películas se atribuyen con demasiada frecuencia a directores únicos, aislados mágicamente de la hermandad creativa. A partir de ahí, surge una pregunta fundamental: ¿ha evolucionado el cine hasta el punto de negar sus orígenes, los fundamentos mismos de su arte?

Este breve ensayo de ficción teórica propone salvar la industria cinematográfica, recientemente afectada por la pandemia, mostrando cómo los hermanos trabajan juntos a la sombra de las cámaras. El caso estudiado es el de los Anderson, Wes y Paul Thomas, a los que los críticos de cine se empeñan en distinguir, a pesar de las innegables pruebas que mostraré a continuación.

Empecemos por mencionar a algunos dúos de hermanos que se sienten más cómodos que la media en el manejo de las cámaras a cuatro manos. Los Coen son probablemente los más conocidos: premiados en los Oscar y en Cannes, se los conoce como «directores bicéfalos». Las hermanas Wachowksi, directoras de The Matrix, también gozan de buena fama. Los Dardenne, raros premiados por partida doble, pueden unirse a la mesa familiar. Y asignemos las pocas sillas que quedan a los Larrieu y a los Farrelly: los primeros creadores de Tralala (2021), los segundos de Me, Myself and Irene (2000).

La verdad sobre los hermanos Anderson

Algunos hermanos son más juguetones que otros, lo suficientemente talentosos como para dar la impresión de dos filmografías distintas, lo suficientemente dotados como para mantener la ilusión de una falta de conexión entre sus obras. Pero no olvidemos que guionistas-directores como Paul Thomas y Wes Anderson son inventores de historias muy a menudo insólitas.

Por lo tanto, no es muy desatinado pensar que hayan podido fingir caminos biográficos separados como otra de sus invenciones de personajes solitarios en busca, precisamente, de fraternidad. En 2002, Robert Altman declaró que los dos cineastas más interesantes de esta época eran Wes Anderson y Paul Thomas Anderson: hizo patente así, tal vez inadvertidamente, el que parece ser el secreto mejor guardado del cine independiente estadounidense.

Cronología

1 de mayo de 1969: nace Wes Anderson en Houston
26 de junio de 1970: nacimiento de Paul Thomas Anderson en Studio City, California
1996: Bottle Rocket y Hard Eight
1997 : Boogie Nights
1998: Rushmore
1999: Magnolia
2001: The Royal Tenenbaums
2002: Punch-Drunk Love
2004: The Life Aquatic with Steve Zissou
2007: The Darjeeling Limited y There Will Be Blood
2010: Fantastic Mr. Fox
2012: Moonrise Kindgom y The Master
2014: The Grand Budapest Hotel y Inherent Vice
2017: Phantom Thread
2018: Isle of Dogs
2021: The French Dispatch y Licorice Pizza

Señalemos primero que los hermanos Anderson son ambos directores autodidactas, ¿y qué puede ser mejor que dos hermanos ayudándose el uno al otro a mejorar? Paul Thomas recibió su primera cámara a los 12 años, aspiró a convertirse en director a una edad temprana y dejó la Escuela Universitaria de Nueva York a los dos días, mientras que Wes se formó con una Super 8 mientras estudiaba filosofía en la Universidad de Texas.

En cuanto al reparto de sus películas, los Anderson ruedan muy a menudo con los mismos actores, cultivando así un espíritu familiar, un eco simbólico del vínculo que los une. Mencionemos a Daniel Day Lewis, Bill Murray, Joaquin Phoenix, Owen Wilson, Julianne Moore, Phillip Seymour Hoffman o incluso Anjelica Huston. Otro detalle importante: en su primera película, Bottle Rocket, Owen Wilson actúa junto a sus dos hermanos (Luke y Andrew); en la última, Licorice Pizza, es la actriz Alana Haim la que está rodeada en pantalla por sus dos hermanas (Danielle y Este), que interpretan ese rol: dos familias completas que dejan ver la hermandad detrás de cámaras.

Hermanos que hablan de familia

Uno de los temas que recorre toda la filmografía de los hermanos Anderson es el de la familia. No es muy sorprendente para dos hermanos que nos ocultan su parentesco.

Sus personajes están en su mayoría solos y buscan una familia sustituta. Esto puede adoptar diversas formas: los amigos que traman robos frustrados en Bottle Rocket;1 la micro sociedad de cine pornográfico en Boogie Nights;2 The Cause, el culto inspirado en la Iglesia de la Cienciología al que se une el personaje de Joaquin Phoenix en The Master; o la tripulación de Zissou a bordo del Belafonte en The Life Aquatic. Los hermanos Anderson filman comunidades, intentos de convivencia.

Desde un punto de vista técnico, esto se traduce en los numerosos planos secuencia que muestran los espacios comunitarios: los que abren The Royal Tenenbaums y Moonrise Kindgom han devenido de culto, al igual que el que nos lleva a recorrer el barco de Steve Zissou, comparable por su parte al plano secuencia del barco de la secta en The Master. La casa de Jack Horner, el director de cine X en Boogie Nights, también está filmada para darnos una sensación de comunidad a través de los movimientos exploratorios de la cámara, complejos movimientos de la steadycam que unifican también los destinos de los personajes en Magnolia. En este caso, la inclusión en un grupo se vuelve cinematográfica; es la cámara la que establece el vínculo. Una vez más, el cine crea fraternidad.

Muy a menudo es la complejidad de la relación con el padre lo que impulsa la trama. La ausencia de una figura paterna está en el centro de algunas de sus películas: una de las primeras, Hard Eight, presenta a Sydney, que ha perdido el contacto con sus hijos y ayuda a un hombre desesperadamente solo, John, que ha perdido el dinero para pagar el funeral de su madre. Este padre sustituto le enseña el arte de sobrevivir en los casinos y lo considera literalmente su hijo al final.3

El tema de The Royal Tenenbaums no es otro que la vida de una familia de ex geniecitos que se reúnen para el regreso del padre tras veintidós años de ausencia. En los primeros minutos de la película, el padre es interrogado por sus tres hijos, como un jurado, que le hacen preguntas sobre su comportamiento con su madre. Alegando un cáncer, él ha vuelto dos décadas después y se convierte de nuevo en un gran niño (le apagan la luz cuando se prepara para dormir) que intenta reencontrarse con sus hijos y nietos. En Magnolia, el personaje interpretado por Tom Cruise reprime su pasado hasta que se derrumba junto a la cama de su padre moribundo. En The Life Aquatic, Ned Plimpton se une a la tripulación de Steve Zissou por la sencilla razón de que supone que el oceanógrafo es su padre biológico. En The Darjeling Limited es la muerte del padre la que inicia el viaje iniciático de los tres hermanos Whitman. Marc Cerisuelo, creyendo atribuir sus observaciones solo a Wes Anderson, tiene una hermosa fórmula para resumir la complicada paternidad de las películas de ambos: «Los padres no lo son, pero lo son todavía, ya no lo son más, vuelven a serlo».4

El cine familiar de los neuróticos

En varias ocasiones, también podemos identificar lo que Freud llama la «novela familiar del neurótico». Sus personajes angustiados no eliminan al padre, sino que lo enaltecen. Así, Max Fisher en Rushmore convierte a su padre peluquero en cirujano, la hermana de Anthony en Bottle Rocket le dice a su novia que su hermano es piloto de aviones cuando en realidad no es gran cosa. Tom Cruise en Magnolia miente durante toda la entrevista, negándose a admitir su doloroso pasado familiar y la huida del padre. El petrolero brillantemente interpretado por Daniel Day Lewis en There Will Be Blood inventa un hijo para hacerse pasar por buen padre. Estas numerosas mentiras sobre la familia no hacen más que subrayar la mentira de los hermanos Anderson sobre su propio parentesco.

Hablando de neurosis familiares, mencionemos los sobresaltos edípicos en Rushmore, donde Max Fisher, de 15 años, se enamora de una maestra de escuela que a su vez ama a Herman Blume, su nuevo amigo y especie de figura paterna; en There Will Be Blood, donde el hijo adoptivo intenta matar a su padre en un incendio; en The Master, en la que Freddie confiesa haberse acostado con su tía tres veces; o el amor incestuoso entre Richie y su hermana adoptiva en The Royal Tenenbaums.

Un interés por lo azaroso y lo estrafalario

El prólogo de Magnolia ilustra explícitamente el interés de los hermanos Anderson por el azar y la casualidad. Cada día ocurren cosas extrañas, lo que justifica la lluvia de ranas al final de esta película, en la que una gran cantidad de transiciones se basan en coincidencias que lubrican el relato, por ejemplo el hecho de que todos los personajes estén viendo el mismo programa de televisión. En otro estilo podemos considerar The Grand Budapest Hotel, una comedia alocada y vertiginosa cuyos improbables acontecimientos aceleran la laberíntica trama. Una narración de este tipo, que se hace fluida gracias a coincidencias improbables, está también en el corazón de Inherent Vice, un vasto y loco juego de persecución adaptado de la novela homónima, igualmente loca, de Thomas Pynchon.

Cuando los niños son genios

La madre de los Tenenbaum, Etheline, está escribiendo un libro titulado A Family of Geniuses. Al principio de la película, el narrador resume los registros de precocidad de los tres hijos, solo para advertirnos que al llegar a la edad adulta, todo su genio se ha evaporado. «¿Cómo es haber sido genial?», es una de las cuestiones que se abordan en la película.

También hay pequeños genios en Magnolia, una película en la que un equipo de tres chicos se enfrenta a tres adultos en un concurso televisado de conocimientos generales. Los niños están a punto de batir el récord de longevidad en el programa. Es más, Donnie, uno de los antiguos ganadores, se ha convertido ahora en un hombre tonto. Otro ex genio…

Mencionemos también a Max Fisher, el héroe de Rushmore, que al principio de la película resuelve la ecuación más complicada del mundo. Sin embargo, el espectador se entera unos minutos más tarde de que en realidad es el peor estudiante de la escuela, a la que fue aceptado por escribir una obra de teatro sobre Watergate en segundo.

La carrera de los personajes

No me van a decir que es una mera coincidencia que en 1965 el velocista más rápido del mundo se llamara George Anderson, y que batiera el récord mundial de 4×100 metros consecutivos en 1966, primero en Texas y luego en California: con este rápido antecedente, los hermanos Anderson mantendrán la afición por correr en sus películas,5 como demuestran las múltiples escenas de persecuciones amorosas en Licorice Pizza entre Alana y Gary o en Bottle Rocket, cuando Anthony corre para encontrarse con Inez, la señora de la limpieza de la que se ha enamorado. Y no olvidemos la famosa escena inicial en cámara lenta de Darjeeling Limited.

Esta atracción por la carrera parece bastante lógica para dos amantes de los movimientos de cámara, porque les permite centrarse en los personajes. A través del movimiento de Dolly, los directores otorgan a los personajes el papel de motor de la historia. Las relaciones entre ellos son más importantes que la propia acción. De este modo, los actores despliegan todo su talento en sus películas: Paul Thomas ha reconocido que todo depende de los actores, que sin ellos no hay un buen film.

Si los personajes son primordiales en las obras de los hermanos Anderson, lo mismo ocurre con el vestuario y los decorados. Wes Anderson no oculta que le encanta el vestuario6 y considera que dice mucho de los personajes. Por eso no es de extrañar que la mujer del dandi tejano, Juman Malouf, sea diseñadora de vestuario, y que en 2017 los hermanos dirigieran Phantom Thread, un drama intimista sobre un modisto londinense en los años 50, falsamente atribuido por la crítica solo a Paul Thomas.

Vestiariamente hablando, notemos por ejemplo la doble presencia de colecciones de corbatas en sus films. La primera, sobria y repetitiva, en The Royal Tenenbaums; la segunda, colorida y osada, en Inherent Vice, donde Doc Sportello admira la colección exótica de Mickey Wolfmann.7

Color Anderson

Famosamente, la crítica limita el arte de los colores pastel o estridentes y la estética retro a Wes Anderson, pero basta con prestar atención a Punch-Drunk Love, Inherent Vice o Licorice Pizza, tres películas asociadas a Paul Thomas, para identificar su talento de colorista.

Terminemos el repaso de la estética cinematográfica de ambos aislando un pasaje de Punch-Drunk Love, falsamente atribuida a Paul Thomas. La escena en cuestión, de la que pueden encontrarse numerosos análisis en la red, es interesante para nuestro estudio en la medida en que está construida gracias a técnicas a menudo admiradas en el cine de Wes: el uso de la simetría y el trabajo sobre el color. La simetría ya está presente cuando Barry espera ansiosamente entre las columnas de la entrada del hotel, y se repite durante la escena del beso. 

El trabajo del color en el fondo saca su fuerza del contraste con las siluetas sombreadas. Puro Wes Anderson: una escena así no podría habérsenos escapado de las manos a los genealogistas.

Lista larga de detalles sorprendentes para quien sepa observarlos 

  • A Wes Anderson le apasiona la India, por eso se le atribuye The Darjeeling Limited, una película sobre el viaje en ferrocarril de tres hermanos por ese país. Pero, ¿ignoran ustedes que Paul Thomas Anderson dirigió Junun, un documental sobre doce famosos músicos indios a través de un viaje a Rajahstan?
  • En la habitación de Eddie Addams (Boogie Nights), se exhibe un póster de Al Pacino en Serpico. En Rushmore, Max Fisher adapta la película de Sydney Lumet al teatro en el colegio. ¿Fue Serpico una preferida de ambos hermanos cuando eran pequeños?
  • A los hermanos Anderson les encanta el color y les gusta llamarse para tejer los hilos de su hermandad secreta. Por eso hay muchos teléfonos coloridos en sus películas.   
  • En varias ocasiones, Paul Thomas Anderson ha declarado tener un ritual: releer Moby Dick antes de cada rodaje. ¿Qué más normal entonces que haya realizado, encubierto bajo el nombre de su hermano Wes, The Life Aquatic with Steve Zissou, una auténtica odisea submarina de evidente trama mobydickiana?

Bonus: dos pistas de transficcionalidad 

Una posible transficcionalidad interna es ya asumida implícitamente por Wes Anderson cuando afirma «Siento que los personajes de mis películas podrían inmiscuirse en mis otras películas y sentirse cómodos», pero esta afirmación también funciona en la hipótesis de los hermanos Anderson. Veamos dos ejemplos: 

Margot Tenenbaum / Clementine

Margot Tenenbaum (The Royal Tenenbaums) y Clementine (Hard Eight) son ambas interpretadas por Gwyneth Paltrow, lo que facilita la conexión, lo reconozco.

A primera vista, los dos personajes no tienen nada en común, pero no olvidemos que Margot Tenenbaum es un personaje muy misterioso, con un turbio pasado casi desconocido. En la mayoría de los planos aparece en las esquinas, en los extremos, como si huyera de la película en la que está encerrada. Nos enteramos de que en su juventud, entre una plétora de experiencias sorprendentes reveladas en un flashback, estuvo casada durante unos días con un jamaiquino. Clementine, por su parte, camarera y prostituta a tiempo parcial, encuentra en su camino a John, que está igual de perdido, y los dos se casan en Las Vegas después de un mes de conocerse.

Todo indica que Clementine no es otra que Margot Tenenbaum, y que la película de Paul Thomas Anderson es una especie de precuela de una de las vidas del personaje de la su hermano de Wes, que tiene la costumbre de casarse sin pensarlo demasiado.  

Eli Cash / Coy Harlingen

Cerremos este ensayo con una última coincidencia que no puede serlo. 

Eli Cash, vecino y amigo de la infancia de los niños Tenenbaum, se hizo escritor y siempre lleva un sombrero de vaquero. Coy Harlingen, por su parte, es un personaje complicado en Inherent Vice, ya que es un agente encubierto que cambia de identidad casi en cada escena. Basándonos en su aspecto similar y en la adicción a las drogas que comparten, solo se puede interpretar al personaje encubierto encarnado por Owen Wilson como la infiltración simbólica del cine de Wes Anderson en el mundo ficticio de Paul Thomas.

Y si precisamos que Eli Cash está enamorado de Margot Tenenbaum desde la infancia, entonces podemos entender mejor su estrategia de infiltrarse en el cine del otro hermano para encontrar a Clementine, que no es otra que Margot en una vida pasada.

Lo cierto es que el amor nos lleva más allá de las fronteras de la ficción, por lo que espero que mi amor por estos dos directores los haya conquistado.

Notas
  1. Los tres amigos se aseguran mutuamente: «¡somos un equipo!». Se apoyan mutuamente en sus respectivas soledades, como demuestra el hecho de que Bob, el conductor del equipo, consuele a Anthony diciéndole: «Si te sientes solo y al mundo le importa una mierda, yo estoy aquí». ↩️
  2.  En Boogie Nights, el joven Eddie Adams se pelea con su madre y va a incorporarse a la vida de la comunidad en casa de Jack Horner, director de películas de cine X. Cambia su nombre por el de Dirk Diggler: un nuevo nombre para una nueva familia, un segundo nacimiento. El personaje interpretado por Julianne Moore, actriz estrella del colectivo, se describe como la «madre de todos los que necesitan amor». Y en esta película hay mucha gente que busca amor y familia. Prueba de ello es la llamada telefónica de un niño en medio de una fiesta llena de drogas y sexo. El niño pregunta si está su madre. Una llamada que parece anecdótica, pero que resume la búsqueda de figuras tutelares y tranquilizadoras. ↩️
  3.  Al final de la película nos enteramos de que Sidney mató en su momento al padre de John, y que la figura del padre sustituto que se ha asignado a sí mismo no es más que una forma de hacer frente a su sentimiento de culpa. «Te quiero como si fueras mi hijo», le dice por teléfono al final de Hard Eight. ↩️
  4.  Marc Cerisuelo, Lettre à Wes Anderson (Paris: Editions Capricci, 2016). ↩️
  5.  En una entrevista con Sébastien Trapenard, Paul Thomas Anderson confesó que le encanta ver gente corriendo en el cine. ↩️
  6.  Un artículo titulado maliciosamente «The Fashionable Andersons» compara la evolución del estilo de vestir de los hermanos. ↩️
  7.  Para quienes deseen vestirse con elegancia erótica, una de estas corbatas está a la venta↩️

El ensayo fue traducido al español por Francisco Álvez Francese y revisado por el autor.

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